La receta de una mañana ideal era simple: café tostado recién hecho, una taza llena hasta el borde y dos cucharadas de azúcar. A veces tres, cuando lo preparaba alguien más o se llegaba a pasar un poco. Era todo lo que necesitaba Damián para comenzar su rutina semanal, sentarse enfrente de su PC hogareña y perderse durante horas entre cientos de códigos escritos en JavaScript o HTML. Después de todo su trabajo de programador así lo requería y él estaba contento con eso, la paga era muy buena.
En cambio, la mañana ideal de Lorena era otra: comenzaba por despertar a su novio, darse una rejuvenecedora ducha, tomar una taza de té con él e ir a abrir su florería. Si bien no ganaba tanto como Damián, ella estaba feliz siendo la dueña del local y pudiendo manejar sus horarios más libremente. Después de todo era un animal de aire libre por naturaleza, quedarse tanto tiempo encerrada en un mismo lugar solo le generaría ansiedad.
Esta disparidad de personalidades no pasaba desapercibida entre sus vínculos en común y nunca faltaba el familiar o la amistad metiche preguntando que le veía el uno al otro. La respuesta era bastante simple: se querían, se divertían y se complementaban mutuamente. Sin Lorena, Damián no se movería de su molde y Lorena, en cambio, se iría por las ramas viviendo solamente en el momento.
Aunque había otra cosa que ella constantemente mencionaba y era la audacia con la cual él se percataba hasta del más mínimo detalle. Era imposible no sentirse querida con alguien que notaba sus visitas a la peluquería, si se sentía triste, si estaba contenta, que recordase sus decenas de flores favoritas y no olvidase jamás una contraseña, una fecha importante, el nombre de esa película que vieron dos años atrás o una ínfima promesa hecha a modo broma diez años antes.
"Hipertimesia. También conocida como memoria autobiográfica altamente superior" le había explicado un pediatra a sus padres cuando este era tan solo un niño. Esto significaba que tenía una capacidad cuasi milagrosa para recordarlo todo (y de todos), cosa que siempre tomaba a la gente por sorpresa. Fue así como, ya habiendo pasado más de una semana, todavía se reían de la expresión que puso Román (su electricista de confianza) cuando Damián lo corrigió durante la marcha de una de sus propias anécdotas que ya les había contado con anterioridad. "Parecía un tomate cherri", se jactaban en medio de las carcajadas.
Quizás fue así como el cambio se hizo notar tanto, como si repentinamente un espejo se rompiera y no reflejase de la misma manera. No solo por la memoria de Damián, si no que algo en la forma de ser de Lorena se sentía diferente. No encajaba como antes.
2)
Todo comenzó durante lo que parecía ser una mañana como cualquier otra, donde ambos hubieran realizado su rutina diaria. Solo que ese día Damián extrañamente se quedó dormido y tuvo que empezar a destiempo su jornada laboral. Acostumbrado a que su novia lo despertase cada día temprano, ya hacía años que no usaba un despertador porque justamente ella era el suyo.
A todo esto... ¿Dónde estaba Lorena? Ciertamente no se encontraba ni en su habitación ni en el baño de la misma. Así que bajó las escaleras con prisa, un poco angustiado y saltandose un par de escalones de por medio. Se alivió gratamente al ver que ella ya estaba en el comedor, desayunando unas tostadas con café. Luego de un necesario respiro, intentó preguntarle qué había pasado, pero solo obtuvo como respuesta que parecía estar muy cansado así que prefirió dejarlo durmiendo un rato más.
Además, esa mañana en particular tenía un compromiso con su mejor amiga, Julia, y ya se le estaba haciendo tarde. Se iban a juntar para ultimar los detalles de su viaje a Italia, el cual faltaba muy poco para realizarse. Si bien el dinero de la florería no iba a alcanzarle del todo, contaba con que su amiga pudiera costear parte de sus gastos. No era por caer en ser una persona interesada, ella no era así en absoluto, pero no pudo seguir resistiéndose a las tentativas de parte de Julia. Esta última tenía dinero de sobra ya que había heredado el puesto de gerente de su padre en una muy respetada empresa nacional.
Luego de que ambos se despidieran, Damián por fin pudo sentarse en la silla del escritorio y disponerse a trabajar en ese código que hacía varios días se le venía dificultando. Aún con la ayuda de distintos foros donde comúnmente intercambiaba información, parecía que no había forma de hacerlo funcionar y comenzaba a pensar que era el momento justo para un descanso.
Nada muy descabellado: poner la cafetera, buscar algún artículo interesante y sentarse a leer con una buena taza de ca-- Interrumpió el pensamiento y por fin se percató de que esa mañana Lorena había tomado una taza de café. Algo extraño siendo que a ella no le gustaba para nada, su sabor amargo le generaba un profundo rechazo.
Seguramente habría una razón sencilla para ello y por eso no pensaba indagar en el asunto. Aunque aún así le producía una sensación casi indescriptible.
3)
Días después, el trabajo no paraba de acumularse debido al infame código que parecía haber cobrado vida y no querer ser solucionado, un nuevo problema surgía cada vez que lo ejecutaba. Algo similar a la instalación eléctrica de su departamento, la cual cada tanto fallaba y ni el encargado del edificio ni las múltiples visitas de Román estaban pudiendo resolver.
Para ese entonces Lorena no había vuelto a tomar café, pero si había abandonado su costumbre de despertarlo cada mañana por lo que se vio obligado a retomar el contacto con su viejo amigo (el despertador de la mesita de luz). Pensaba que una de las causas por las que le fuese mal en las tareas de programación eran causadas por estos cambios repentinos.
No solo los mimos, las atenciones, los pequeños detalles que siempre estuvieron ahí parecían haberse ido si no que también su vida sexual empezaba a flaquear. Ella rehusaba cualquier avance o indirecta que Damián intentase y eso quizás lo frustraba un poco mas por encima de lo que le pasaba en la computadora. Esto se sentía como un problema mas real siquiera.
Por suerte no pudo seguir pensando mucho en ello, un repentino bajón de tensión hizo que se apagaran los electrodomésticos y un par de luces se quemasen en el proceso. Podría haber seguido trabajando, pero ya sabía que lo más conveniente era no depender de la luz de momento e intento llamar de nuevo a Román. Si bien no estaba de humor para aguantar sus múltiples anécdotas y esas preguntas tan personales que hacia de vez en cuando, sabía que era un mal necesario.
No hubo respuesta.
Decepcionado tuvo que avisarle de la situación a su supervisora, la cual lo dejo excento con la esperanza de que la situación quedara resuelta para el día siguiente. Así que de momento tenia la tarde libre y no mucho que hacer, ningún videojuego que jugar, ni película por ver, por lo cual se dispuso a ordenar el departamento e intentar limpiar lo más posible antes de que se oscureciese completamente. Lorena llegaría ya entrada la noche y podrían ver juntos como solucionar la cena, pero seguramente terminarían pidiendo una pizza de algún lado…
Cuando llego a su dormitorio y empezó a acomodar los muebles fue cuando se dio cuenta que el placard de ella se encontraba mucho mas vacío de lo habitual: faltaba ropa, productos de belleza, de higiene personal, accesorios... Muchísimo más de lo que cualquier persona usaría durante un día corriente y otras tantas que no coincidían con el clima actual. Se le ocurrió la posibilidad de que fuese por su futuro viaje a Italia, pero todavía faltaba un poco para que llegara y no tenía sentido alguno preparar una valija con tanto tiempo de antelación. Es más, la misma valija no se encontraba por ningún lado.
4)
Volvió a ocurrir algo similar a lo del café de días atrás, solo que esta vez Lorena había elegido un gusto de pizza que, según sus propias palabras, no había manera alguna de quisiera volver a comer. Y ahí estaba, sentada frente a él y comiendo una gran cantidad de roquefort. Otra cosa que no le pasó desapercibida…
Lo peor quizás fue que durante toda la cena ella parecía divertirse con las desgracias que Damián había tenido que aguantar durante todo el día. Para ese entonces la noche había caído y las pocas luces que quedaban sanas infundían su rostro de un tono lúgubre, falto de vida. No se reía de manera directa, pero había algo en sus ojos que delataban el sentimiento que realmente tenía detrás al escucharlo. Y fue por la incomodidad de toda la situación que él no pudo decirle nada al respecto, ni de sus actitudes ni lo de la valija.
Lamentablemente tampoco pudo probar un bocado porque el estómago se le había cerrado por la angustia. Estaba muy sorprendido por su hallazgo, por los múltiples detalles que ahora saltaban a la vista y por mucho que intentara no le podía encontrar una lógica al asunto. Simplemente no había una. O al menos no algo que quisiese aceptar pero que bien era una posibilidad y quizás la única que tendría sentido en un momento así.
Al día siguiente intentó nuevamente comunicarse con Román, pero no hubo caso, directamente su teléfono celular parecía no estar encendido y no conocía algún otro al cual llamarlo. De todas formas se dispuso a trabajar, la computadora prendió correctamente por lo cual un fallo estaba descartado y el modem de internet funcionaba con normalidad.
Había demasiado por hacer y aun así no podía hacer nada, su mente no se lo permitía.
No sabia bien con quien hablar al respecto y por fin se estaba dando cuenta de lo solo que se sentía sin poder contar con Lorena (la persona a la que le contaría todo esto si pudiera). Así que no le quedaba otra que volver a buscar resguardo entre aquellos “amables” desconocidos de internet y, bajo el resguardo del anonimato, fue como relató todo lo sucedido hasta el momento. Quizás alguien podría ofrecerle una ayuda o un poco de necesaria comprensión.
Decenas de respuestas no se dejaron esperar y varias fueron bastante directas. Afloraron palabras típicas como “infidelidad”, “perdida de interés”, “separación”, otras con menos sentido como “menopausia” (eran jóvenes todavía) y un mensaje totalmente fuera de lo común que no se lo podía tomar en serio: “cambia pieles”.
5)
El usuario que utilizo dicho termino obviamente lo estaba vacilando. En su mensaje le decía que era obvio donde iba dirigido su problema y que no esperase que nadie le otorgara una justificación mágica, como que su pareja había sido reemplazada por una criatura ficticia.
Abrió otra pestaña del navegador… Una rápida búsqueda revelaba que los “yee naaldlooshii” (traducido como “así va, en cuatro patas”) encontraban sus raíces en los Navajo, uno de los pueblos originarios de Estados Unidos. Si bien su cultura se basa en distintas practicas espirituales acerca de recuperar el balance y la harmonía en la vida de alguien, existe una contrapartida negativa: los cambia pieles, una especie de brujo dañino con la habilidad de transformarse, poseer o disfrazarse a si mismo de un animal. Termino que jamás se utiliza para un curandero, una persona de bien que se dedica a la medicina (tanto física como espiritual).
La información al respecto era poca porque los mismos Navajos no querían divulgarla fuera de su propia comunidad, pero aun así Damián siguió buscando y encontró algo más retorcido.
Parecía que estos brujos adquieren dichas habilidades mediante un ritual prohibido. En el proceso desollan vivas a sus víctimas para luego dejarlas desangrar poco a poco. Luego vierten el líquido carmesí por todo su cuerpo y se enfundan en la piel extra como si fuese un mero abrigo. Finalmente, sus ojos se volvían de un color amarillo brillante, evidencia de que el ritual había funcionado… No había mención alguna acerca de cómo se “disfrazan” o “poseen” a los animales, pero tranquilamente podrían haber sido datos falsos.
Lo que más le llamo la atención era como el articulo explicaba que hacían todo aquello para adquirir poder, conocimiento y una mejor posición social. Intentaban inmiscuirse en la vida de los demás dando lastima, apuntando a su sentido de la empatía y luego buscaban arruinar todo a su paso como los buenos psicópatas que parecían ser. Al momento del cambio ya no quedaba casi nada de la persona original.
Esto se contradecía completamente con lo que había leído al principio y es que supuestamente los cambia pieles solo podían transformarse en animales. Aunque… ¿Qué animal es más inteligente y peligroso que el ser humano?
Cerró la pestaña del navegador, pensando que no tenia tiempo para gastarlo en una idea tan ridícula.
6)
Su fuerza comenzaba a flaquear y sentía como se le entrecerraban los ojos a medida que las dudas iban carcomiéndole la cabeza. Ya se iba haciendo de noche nuevamente y tener menos luz ciertamente no ayudaba a mantenerlo despierto…
Hacía más de una semana que parecía no haber dormido para nada bien y finalmente su físico se lo estaba comunicando. Su vista se tornaba borrosa, su mente empezaba a confundirse y cosas que antes parecía tener tan claras, ahora se le escapaban lentamente de su alcance. Su mundo estaba a nada de derrumbarse y él no estaba preparado para enfrentarlo. Decidió que lo mejor seria tomarse una pastilla para dormir, intentar descansar lo mejor posible y apuntar a hablar con Lorena al día siguiente. La idea era en un inicio aclarar sus dudas y evitar sacar conclusiones apresuradas. Quizás todavía había alguna chance de que su relación no fracasara y ciertamente él no quería sentir que no había hecho todo lo posible para evitarlo.
Iba a ser difícil, pero ya estaba decidido a no rendirse fácilmente.
La pastilla para dormir no funciono como esperaba y se despertó ya entrada la tarde del día siguiente, en un departamento completamente vacío y apagado. Se sentó en la mesa del comedor, de espaldas a la puerta de entrada y su cabeza otra vez se veía perdida en la incertidumbre.
Quizás si hubiera hecho las cosas distintas todo esto podría haberse evitado, quizás si hubiera notado señales iniciales no estaría ahora en esta situación y quizás si hubiera podido dormir bien la presencia que se le acercaba sigilosamente por detrás no lo hubiera tomado por sorpresa. Lamentablemente ya era demasiado tarde para evitar que la fría hoja del cuchillo de cocina se apoyase en su garganta, quedándose totalmente paralizado en el acto y escuchando como una voz turbia pero familiar le decía:
Te acercaste demasiado y ahora… Voy a conocer el sabor de tu sangre
Aquella voz rasposa, tranquila pero llena de un sobrenatural odio, parecía provenir de la misma persona con la que había compartido tantos años de un hermoso noviazgo… Pero ya no lo era.
Así que el cuerpo de Damián le hizo un ultimo favor y reacciono echando su cabeza hacia atrás con toda la fuerza que le quedaba, logrando apartar bruscamente a lo que sea que estuviese amenazándolo. Mientras escuchaba como el afilado cuchillo rebotaba en el suelo, aprovechó para levantarse rápidamente de la silla y correr instintivamente al baño de su habitación. Cerró la puerta con traba y se deslizo por la misma, cayendo lentamente rendido al suelo.
Irónicamente en lo único que podía pensar es que su computadora siempre había tenido contraseña y ya no le sorprendía que aquel maldito código no quisiera funcionar…
Epilogo:
Su viaje había ido de maravilla, estaba sumamente contenta de haberle hecho caso a Julia y tomar ese vuelo express a Italia. No solo había salido más barato si no que era la mejor época para viajar y poder disfrutar del cálido clima de primavera. Por suerte pudo comunicarse con Damián a tiempo, cosa de que este le armase la valija y se la lleve a la florería junto con los pasaportes. Todo había salido a la perfección y ya estaba llegando nuevamente a su departamento, ansiosa por volver a ver a su novio luego de más de una semana.
A todo esto… ¿Dónde estaba Damián? Ciertamente no se encontraba ni en el comedor ni en el living. Varias luces no prendían así que subió las escaleras con prisa, un poco preocupada y saltando un par de escalones de por medio. Se alivió gratamente al ver la luz del baño prendida así que suspiro aliviada y empezó a relatar como había ido su viaje. Aunque cayó en seco al suelo cuando la puerta se abrió y recibió un golpe contundente en la sien. Su sangre empezaba a empapar el suelo.
Las sirenas de policía no tardaron en escucharse, anunciando el tan ansiado final para esta pesadilla pero que no era el que él esperaba. Mientras los oficiales lo esposaban bruscamente e iban de camino al coche-patrulla mas cercano, pudo notar que Julia estaba parada en medio de los vecinos que observaban asombrados toda la situación. A su lado había un hombre, una figura alta y maciza, que la abrazaba intentando contener de algún modo las lagrimas que no paraban de caer de su rostro. Su mejor amiga había fallecido, asesinada por su ahora ex-pareja e iba a necesitar todo el consuelo posible para superarlo.
Aquel hombre utilizaba muchos nombres, a veces se hacia pasar por un electricista llamado Román y sus ojos tenían un leve tinte amarillento del que muy pocos se percataban. Y para los desafortunados que lograban notar los detalles que no encajaban, siempre demasiado tarde…
Fin.