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¿Que pasó con Clarita?

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guionic, Dom Dic 24, 2023 11:15 am

¿Qué pasó con Clarita Sandoval? Fue la pregunta se hicieron los investigadores que trabajaron en el caso y también los medios de comunicación que cubrieron su desaparición. Es que la pequeña niña, de tan solo 8 años, se esfumó de la faz de la tierra en un abrir y cerrar de ojos. Fue como como en esos actos de magia, en donde el ilusionista hace desaparecer a una persona bajo la sábana, así, tal cual, fue lo que le pasó a Clara Raquel Sandoval, más conocida como Clarita.

El caso mantuvo en vilo al tranquilo pueblo de Alvarado durante varios meses, al punto que de los medios de comunicación nacionales se hicieron eco del hecho e inundaron con sus periodistas, camarógrafos y móviles satelitales a Alvarado y las localidades vecinas. Los hoteles de la zona no daban a vasto para albergar a la gran cantidad de personas que día a día iban llegando con la intención de tener la morbosa primicia de ser los primeros en mostrar el cuerpito sin vida de la pobre Clarita. Por supuesto que eso nunca sucedió, porque la niña nunca apareció y hasta ahora sigue siendo un misterio saber qué fue lo que le ocurrió esa tarde de marzo del año 2002.

Clarita era la hija menor de los Sandoval, una conocida familia del pueblo de condición muy humilde, sin nada de valor en su poder, como para suponer que podía tratarse de un secuestro extorsivo. Prácticamente vivían en la pobreza, en un modesto rancho construido a la vera de la ruta 25 y con distinto tipo de materiales, ladrillos, chapas, madera y cartón. ¿Quién podía haber secuestrado a una niña como Clarita?

Su padre, Eusebio Sandoval, era peón de campo y ganaba apenas para la diaria, mientras que su madre, Vicenta Ramallo, se dedicaba a cuidar de sus 5 hijos. Estanislao de 16 años, Angelita de 12, Tomás de 9, Clarita de 8 y Facundo de 4 años.
La investigación, a cargo del Comisario Mosquera y de la fiscal Rivero, se centró desde el inicio en la familia. Primero se lo investigó al padre, ya que el hombre solía emborracharse seguido en el único bar del pueblo y eso lo convertía en un potencial sospechoso. Estuvo detenido 4 días, pero luego lo tuvieron que soltar por falta de pruebas en su contra.

Mientras el comisario Mosquera recorría los extensos campos de la zona con un grupo de policías y vecinos, la fiscal Rivero interrogaba a la madre de la niña. Fue muy poco lo que pudo obtener ya que la pobre mujer no sabía ni leer ni escribir y era de pocas palabras.

Se buscaron posibles culpables en todo el pueblo y los pueblos vecinos, pero cada uno de los que desfilaban por la comisaría o la fiscalía, salían libres por falta de pruebas que los incriminen.
La prensa era un verdadero problema para la investigación, se agolpaban frente a la seccional policial o el juzgado día y noche e interpelaban con sus micrófonos y sus cámaras a todo funcionario policial o judicial que saliera.

Alvarado y las localidades vecinas vivían una de las contradicciones más extrañas en todos sus años de historia. Por un lado, los moteles, bares y locales de comidas estaban abarrotados de periodistas que gastaban pilas y pilas de dinero en alojamiento y comida y por otro había una niña desaparecida y nada ni nadie sabía cuál había sido su destino.

Hubo muchas especulaciones como en cualquier pueblo chico. Se decía que había sido el viejo Ordoñez, que tenía un pacto con el diablo y la había raptado para hacer un sacrifico, que Clarita había sido llevada por una banda de delincuentes dedicada al tráfico de órganos, hubo testigos que vieron una camioneta negra circular por el pueblo unos días antes de su desaparición.

Otros lo atribuían a la trata de personas y se decía que la niña estaba siendo explotada sexualmente en algún cabaré de la zona. Nada de eso se pudo probar. Se interrogó al viejo Ordóñez y se hicieron requisas en todos los tugurios de la zona y no encontraron ningún rastro de la niña. Lo de la camioneta negra resultó ser un chacarero que nada tenía que ver con el caso. A Clarita se la había tragado la tierra.

Los meses pasaron y la investigación se estancó, ningún nuevo dato se había incorporado a la causa en varias semanas. El interés de la prensa disminuyó y poco a poco fueron dejando a Alvarado en busca de una nueva y más espectacular noticia. Al cabo de 3 meses, el pueblo fue otra vez el mismo, con su rutina, con su gente, con sus tiempos y con el misterio de qué le pasó a Clarita guardado en un cajón.

Inspirado en un fotograma del documental “Beware the Slenderman” (2016) de Irene Taylor Brodsky