ÁRBOL DE NAVIDAD
Publicado: Vie Feb 09, 2024 11:18 pm
Mamá y la abuela dicen que este año va ser distinto con la vuelta de la democracia. No sé bien qué es. No entiendo. Debe ser algo bueno porque se nota alegría en la casa. A veces lloran cuando ven la foto de mi tío Raúl que se fue un día y no volvió. Seguro se pelearon. Nadie me cuenta que pasó. Una vez me escondí y saqué de un cofre la foto y lo vi. Tiene uniforme verde y la misma cara que yo cuando me llevan al doctor para hacerme la revisión. Cuando sea más grande me lo van a contar dicen.
La abuela mira concentrada por la ventana de la cocina. Espera un invitado o a lo mejor el tío nos cae de sorpresa. Clari (mi hermanita) corre y salta por toda la casa, mira por los rincones, se me acerca con sus ojazos azules que reflejan las luces navideñas de la vereda. Los dos estamos sin dormir. Mamá y la abuela se quedan en la cocina. Tocan de pronto el timbre. Mamá abre la puerta y sonríe.
- Hola Agustín, ¡cómo estás! ¡Feliz Navidad! Juancito vino Agustín, ¿querés pasar?
- No gracias. Lo espero afuera traje la pelota.
- Juan llevate a Clari así termino con los preparativos. Vengan para la cena. Te los encargo a vos que sos más grandecito Agustín.
- ¡Mamá no quiero llevarla!
- ¡Hijo, te escucha Papá Noel!
Agustín es mi mejor amigo. Siempre salimos a jugar. Lo pasamos bien juntos. Él pasó a sexto grado y yo a tercero. Me enseña mil cosas. El año pasado no lo vi porque se fue de su papá y después de vacaciones. Este año se quedó acá con su mamá en el barrio. Los papás están separados. Clari no sabe jugar al fútbol. ¡Es re fulera! Mamá dice que es chiquita, que conmigo aprende y que la cuide porque soy el mayor. Caminamos en fila india hasta el descampado. Hay marcas de pelotas, pies de otros niños, huella de perros y surcos en la tierra.
- Juan descubrí un secreto ¡No lo vas a creer!
- ¡Contá! - gritó mi hermana mirando fijo a Agustín.
-No puedo.
- ¿Por qué?
- Sos muy chiquita.
- Tengo casi cinco.
Agustín la miro. Clari insistía con lo del secreto. Metía la cabeza entre Agustín y yo. La hicimos jugar un rato a la pelota. Yo me adelanté sin darme cuenta pero Agustín me frenó moviendo de un lado al otro la cabeza.
- ¡Me toca jugar con Clari! - gritó Agustín.
- ¡Te gano nene!
- Gano yo - dijo riéndose.
Reímos los tres. Tienen suerte. No sé qué hora es. Veo el cielo como me enseño la abuela. Está naranja. Me sorprende lo que saben los grandes. Cuando yo sea grande quiero saber más que ellos. Voy a contarle a los más chicos lo que la abuela me cuenta. Clari y Agustín juegan sin parar.
Volvieron cansados y con la cara roja. Clari está empapada. Agustín tiene el mismo olor que los chicos más grandes del colegio. Ellos no van al baño con los de siete. Entran justo cuando salimos nosotros.
Agustín le pide a Clari que se siente, ella obedece. Agustín escupe al suelo. Clari hace cara de asco. Jugaron un montón. Agustín sonríe.
- Clari quiero descansar recostate ahí - le dice algo en el oído.
Clari cierra los ojos y se recuesta. Está cansada. Observo alrededor. Ya es de noche. Agustín observa a Clari que parece dormida. Me mira, entonces, habla.
- El año pasado fui a pasar Navidad a la casa de mi viejo y la novia, me dormí en el sillón del living esperando a Papá Noel...
- ¿En serio? ¿Lo viste?
- Sí.
- ¡¿Cómo era?!
- Mi viejo y la novia ponían los regalos. Cuando se fueron me acerqué, vi el paquete que decía: “Para Agustín de Papá Noel”.
Clari llora a los gritos, se sacude y me abraza muy fuerte. Siento su calor y sus lágrimas tibias. Levanta la cabeza desesperada y me mira con los ojitos bien abiertos. Odio a Agustín. No le creo. ¡No! ¡No!
La calle parpadea. Veo nuestro árbol de navidad enorme brillando allá lejos. Abrazo fuerte a Clari que llora sin parar. Me duele el pecho. La vista se me nubla.
La abuela mira concentrada por la ventana de la cocina. Espera un invitado o a lo mejor el tío nos cae de sorpresa. Clari (mi hermanita) corre y salta por toda la casa, mira por los rincones, se me acerca con sus ojazos azules que reflejan las luces navideñas de la vereda. Los dos estamos sin dormir. Mamá y la abuela se quedan en la cocina. Tocan de pronto el timbre. Mamá abre la puerta y sonríe.
- Hola Agustín, ¡cómo estás! ¡Feliz Navidad! Juancito vino Agustín, ¿querés pasar?
- No gracias. Lo espero afuera traje la pelota.
- Juan llevate a Clari así termino con los preparativos. Vengan para la cena. Te los encargo a vos que sos más grandecito Agustín.
- ¡Mamá no quiero llevarla!
- ¡Hijo, te escucha Papá Noel!
Agustín es mi mejor amigo. Siempre salimos a jugar. Lo pasamos bien juntos. Él pasó a sexto grado y yo a tercero. Me enseña mil cosas. El año pasado no lo vi porque se fue de su papá y después de vacaciones. Este año se quedó acá con su mamá en el barrio. Los papás están separados. Clari no sabe jugar al fútbol. ¡Es re fulera! Mamá dice que es chiquita, que conmigo aprende y que la cuide porque soy el mayor. Caminamos en fila india hasta el descampado. Hay marcas de pelotas, pies de otros niños, huella de perros y surcos en la tierra.
- Juan descubrí un secreto ¡No lo vas a creer!
- ¡Contá! - gritó mi hermana mirando fijo a Agustín.
-No puedo.
- ¿Por qué?
- Sos muy chiquita.
- Tengo casi cinco.
Agustín la miro. Clari insistía con lo del secreto. Metía la cabeza entre Agustín y yo. La hicimos jugar un rato a la pelota. Yo me adelanté sin darme cuenta pero Agustín me frenó moviendo de un lado al otro la cabeza.
- ¡Me toca jugar con Clari! - gritó Agustín.
- ¡Te gano nene!
- Gano yo - dijo riéndose.
Reímos los tres. Tienen suerte. No sé qué hora es. Veo el cielo como me enseño la abuela. Está naranja. Me sorprende lo que saben los grandes. Cuando yo sea grande quiero saber más que ellos. Voy a contarle a los más chicos lo que la abuela me cuenta. Clari y Agustín juegan sin parar.
Volvieron cansados y con la cara roja. Clari está empapada. Agustín tiene el mismo olor que los chicos más grandes del colegio. Ellos no van al baño con los de siete. Entran justo cuando salimos nosotros.
Agustín le pide a Clari que se siente, ella obedece. Agustín escupe al suelo. Clari hace cara de asco. Jugaron un montón. Agustín sonríe.
- Clari quiero descansar recostate ahí - le dice algo en el oído.
Clari cierra los ojos y se recuesta. Está cansada. Observo alrededor. Ya es de noche. Agustín observa a Clari que parece dormida. Me mira, entonces, habla.
- El año pasado fui a pasar Navidad a la casa de mi viejo y la novia, me dormí en el sillón del living esperando a Papá Noel...
- ¿En serio? ¿Lo viste?
- Sí.
- ¡¿Cómo era?!
- Mi viejo y la novia ponían los regalos. Cuando se fueron me acerqué, vi el paquete que decía: “Para Agustín de Papá Noel”.
Clari llora a los gritos, se sacude y me abraza muy fuerte. Siento su calor y sus lágrimas tibias. Levanta la cabeza desesperada y me mira con los ojitos bien abiertos. Odio a Agustín. No le creo. ¡No! ¡No!
La calle parpadea. Veo nuestro árbol de navidad enorme brillando allá lejos. Abrazo fuerte a Clari que llora sin parar. Me duele el pecho. La vista se me nubla.