AÑOS
Publicado: Mié Dic 06, 2023 8:25 pm
"¡Muchos años perdidos!", se dijo Isabel al ver que su vida iba tomando forma de adultez. Eso podía comentarlo con los más cercanos; en su caso, su esposo Manuel y su hijo Ezequiel. Por suerte, tenía un esposo comprensivo, un esposo único ante los ojos de ella, ¡un gran compañero! Existe una diferencia de edad importante entre ellos, digamos unos 9 años (esto les trajo ciertos comentarios prejuiciosos de muchos y de sus parientes cercanos) como problemas de rechazo e indiferencia, que juntos pudieron sobrellevar.
Aquí destacamos a Manuel, quien era el más chico de los dos, una persona despierta y con los pies en la tierra. Isabel, con sus 30 años, era ingenua en muchos aspectos, confiaba en todos, era muy buena y también era efervescente, como un volcán en erupción cuando se enojaba. Igual, después se arrepentía. Ella quería estar tranquila, no quería estar en ambientes donde el clima era tenso. Puede ser que ella vivió muchos años donde su madre y padre vivían separados en la misma casa, donde el carácter de su madre era especial, también efervescente, muy parecida a ella.
Tenía 2 hermanos, Cecilia y Marcos, vivieron muchos años juntos, no eran unidos, tampoco desunidos, estaban en reuniones familiares, por supuesto, organizadas por su madre. Digamos que su madre hacía y deshacía como ella quería. Sus hermanos terminaron de estudiar uno psicología y el otro se casó, tuvo 2 hijos y después se separó. No tiene nivel universitario, pero hoy en día trabaja en obras, dirige obras en construcción.
El papá de Isabel falleció muchos años después cuando ella formó su familia con Manuel y tuvo a su hijo Ezequiel. Ella siempre agradece que su padre pudo conocer a su hijo. Su padre era muy compañero, juntos compartieron charlas, consejos de su padre y siempre le decía que tratara de no involucrarse con los malhumores de su madre. Isabel nunca tuvo buena relación con su madre. Lo que sucedió es que ella no terminó de estudiar su secundario. Eso fue algo que su madre no le perdonaría nunca y donde la hizo sufrir con indiferencia y comparaciones, pero Isabel fue extremadamente trabajadora. Pasó por muchos trabajos hasta quedar efectiva en uno y pudo disfrutar esos años de vacaciones, amigas laborales.
Isabel intenta volver a estudiar su secundario y lo deja. Pasaron años y vuelve a retomar y en el último año lo deja, tenía su diploma y le quedaron materias pendientes otra vez. Isabel ese año vuelve a quedar embarazada de Ezequiel. Es que anteriormente ella perdió un embarazo donde fue angustiante y perturbador para la pareja. Juntos lo superaron. Su familia materna lo sintió y el afecto se hizo notar.
Nació Ezequiel y sus vidas cambiaron. Isabel ya tenía 40 años y viajar desde donde vivía hasta el destino de su trabajo era devastador. Su viaje era de Caseros, partido de 3 de febrero, hasta Virreyes, partido de San Fernando. Isabel se dedicó a su hijo, tanto pero tanto que al cumplir Ezequiel 3 años, su asistencia no era perfecta en el trabajo y así lo perdió. Hoy, Isabel, con 55 años y Ezequiel 16 años, el buen estudiante que es, ella está orgullosa de él. Por supuesto, que las fallas de su vida le sirvieron de experiencia a Ezequiel y él sabe que debe estudiar y seguir.
Manuel, su esposo, sigue teniendo el mismo amor por Isabel. Los tres lograron tener una familia como ellos la necesitaron, sin mentiras, con diálogos, sentándose a hablar lo que duela y tratar de resolverlo. Isabel ya no es esa chica insegura que, por miedos no resueltos, boicots de su madre, que en muchas veces le demostraba y le decía que era inútil, que no servía para nada, donde se enojó mucho y donde trabajó internamente para perdonarla. Así como en un principio mencioné que Isabel se dijo a ella misma: "¡Muchos años perdidos!"... ¿A qué se referiría? ¿A que la vida va pasando? No entendía, hasta que supe lo que vivió.
En la pandemia, donde fue noticia mundial, Isabel no perdió tiempo, investigó, leyó y siempre le gustó escribir y encontró un lugar en donde perfeccionarse. Pero no resultó tan fácil como ella pensó. Necesita su título secundario, esto provocó una revolución interna en ella que no pudo contener. Anhelaba eso, lo deseaba con ganas. En una madrugada sin poder dormir y luego de comentar a los suyos esta decisión, tuvo el apoyo y la alentaron a ese desafío. Isabel se vuelve a anotar a los 55 años en secundaria de adultos, convencida de terminar para entrar a la carrera de formación del escritor. No para de informarse, de leer y a la par de estudiar su secundario, Isabel pasó al último año y ya se inscribió a la carrera de escritor.
Aquí destacamos a Manuel, quien era el más chico de los dos, una persona despierta y con los pies en la tierra. Isabel, con sus 30 años, era ingenua en muchos aspectos, confiaba en todos, era muy buena y también era efervescente, como un volcán en erupción cuando se enojaba. Igual, después se arrepentía. Ella quería estar tranquila, no quería estar en ambientes donde el clima era tenso. Puede ser que ella vivió muchos años donde su madre y padre vivían separados en la misma casa, donde el carácter de su madre era especial, también efervescente, muy parecida a ella.
Tenía 2 hermanos, Cecilia y Marcos, vivieron muchos años juntos, no eran unidos, tampoco desunidos, estaban en reuniones familiares, por supuesto, organizadas por su madre. Digamos que su madre hacía y deshacía como ella quería. Sus hermanos terminaron de estudiar uno psicología y el otro se casó, tuvo 2 hijos y después se separó. No tiene nivel universitario, pero hoy en día trabaja en obras, dirige obras en construcción.
El papá de Isabel falleció muchos años después cuando ella formó su familia con Manuel y tuvo a su hijo Ezequiel. Ella siempre agradece que su padre pudo conocer a su hijo. Su padre era muy compañero, juntos compartieron charlas, consejos de su padre y siempre le decía que tratara de no involucrarse con los malhumores de su madre. Isabel nunca tuvo buena relación con su madre. Lo que sucedió es que ella no terminó de estudiar su secundario. Eso fue algo que su madre no le perdonaría nunca y donde la hizo sufrir con indiferencia y comparaciones, pero Isabel fue extremadamente trabajadora. Pasó por muchos trabajos hasta quedar efectiva en uno y pudo disfrutar esos años de vacaciones, amigas laborales.
Isabel intenta volver a estudiar su secundario y lo deja. Pasaron años y vuelve a retomar y en el último año lo deja, tenía su diploma y le quedaron materias pendientes otra vez. Isabel ese año vuelve a quedar embarazada de Ezequiel. Es que anteriormente ella perdió un embarazo donde fue angustiante y perturbador para la pareja. Juntos lo superaron. Su familia materna lo sintió y el afecto se hizo notar.
Nació Ezequiel y sus vidas cambiaron. Isabel ya tenía 40 años y viajar desde donde vivía hasta el destino de su trabajo era devastador. Su viaje era de Caseros, partido de 3 de febrero, hasta Virreyes, partido de San Fernando. Isabel se dedicó a su hijo, tanto pero tanto que al cumplir Ezequiel 3 años, su asistencia no era perfecta en el trabajo y así lo perdió. Hoy, Isabel, con 55 años y Ezequiel 16 años, el buen estudiante que es, ella está orgullosa de él. Por supuesto, que las fallas de su vida le sirvieron de experiencia a Ezequiel y él sabe que debe estudiar y seguir.
Manuel, su esposo, sigue teniendo el mismo amor por Isabel. Los tres lograron tener una familia como ellos la necesitaron, sin mentiras, con diálogos, sentándose a hablar lo que duela y tratar de resolverlo. Isabel ya no es esa chica insegura que, por miedos no resueltos, boicots de su madre, que en muchas veces le demostraba y le decía que era inútil, que no servía para nada, donde se enojó mucho y donde trabajó internamente para perdonarla. Así como en un principio mencioné que Isabel se dijo a ella misma: "¡Muchos años perdidos!"... ¿A qué se referiría? ¿A que la vida va pasando? No entendía, hasta que supe lo que vivió.
En la pandemia, donde fue noticia mundial, Isabel no perdió tiempo, investigó, leyó y siempre le gustó escribir y encontró un lugar en donde perfeccionarse. Pero no resultó tan fácil como ella pensó. Necesita su título secundario, esto provocó una revolución interna en ella que no pudo contener. Anhelaba eso, lo deseaba con ganas. En una madrugada sin poder dormir y luego de comentar a los suyos esta decisión, tuvo el apoyo y la alentaron a ese desafío. Isabel se vuelve a anotar a los 55 años en secundaria de adultos, convencida de terminar para entrar a la carrera de formación del escritor. No para de informarse, de leer y a la par de estudiar su secundario, Isabel pasó al último año y ya se inscribió a la carrera de escritor.