![]() ![]() $ 30000 / Novela |
Tierra colorada El título pone en escena un espacio inquietante. En la selva misionera habitan seres temibles. Creencias antiguas de los dueños de la tierra colorada resuenan en relatos orales que no se olvidan. Como contraste de esa naturaleza febril aparece el ámbito hospitalario aséptico y luminoso en la ciudad de cemento. "La Neuróloga Mariana de Cio, a cargo del paciente de la cama 114, se encuentra con una mirada lúcida, sumergida en un organismo descalabrado. Un cuerpo que no respondía a ninguno de los comandos con los que el cerebro se intentaba comunicar... En aquella época de su vida, Mariana había decidido apoyarse sobre todo en el pensamiento científico y se concentraba en aquello que podía explicar o analizar con su intelecto, decidida a ignorar los sueños, imágenes o intuiciones que también la asaltaban con frecuencia." Mientras trata de resolver el complejo diagnóstico descubre, entre las magras pertenencias del paciente, su identidad e intuye que es un perseguido. También hay un mapa ajado. Todo está teñido de tierra colorada. Se abre así un enigma en el que Mirtha Amores vuelve al género de suspenso. En su segunda novela rinde homenaje al vínculo que la une a su lugar de origen y a la Neurología, su otra profesión. Con una escritura generosa y apasionada, logra un relato en el que se encuentran en una lograda urdimbre los tiempos de la dictadura con el oro oculto de los jesuitas, el amor y la traición, presagios y memorias. La autora construye un thriller en el que Mariana, el lúcido personaje femenino de Tierra colorada, asume el poder del Deseo y, revelando su coraje, se enfrenta a lo que temió toda su vida. Gigliola Zecchin (Canela) / Ver los comentarios para este libro |
Dale like si te gustó: ![]() | Así escribe: Volvió al box entre sorprendido y molesto. Decidió ocuparse
primero del paciente. Procedió con su método, como siempre. Acabó
de revisarlo; indicó un plan de sueros, análisis, radiografías de
urgencia. Se sentó en la silla de ruedas para relajarse y se preguntó
qué desastre habría hecho Sandra con sus recomendaciones para el
mate, porque quería volver al cuarto de médicos a saborear un amargo
bien cebado, coronado esta vez por un amplio copete de espuma. Ni el policía —que reapareció al rato— ni los de vigilancia supieron dar cuenta del hombre de la campera verde. Pareció como si nadie hubiera registrado su salida, tanto que ni siquiera el enfermero se acordaba muy bien de haberlo visto. El suboficial rezongó por no haberle tomado antes lo datos y se fue, pero tampoco se acordó de reclamar el bolsito que les había entregado. El enfermo, por lo demás, fue internado como N. N. en el Hospital Juan A. Fernández de la Ciudad de Buenos Aires. Lo enviaron a Clínica Médica, con la sugerencia de terminar de compensarlo, hacerle otros estudios imprescindibles y realizar al día siguiente una interconsulta —entre otras más— con Neurología. MIRTHA AMORES neurocientífica y escritora. En esta novela recupera sus dos grandes pasiones: la relación entre el cerebro y la conciencia -grandes enigmas- y la afición por el suspenso y la intriga. Durante muchos años ejerció como jefa del Servicio de Neurología del Hospital J. A. Fernández. En el presente continúa en ejercicio como neuróloga y neurofisióloga. Es instructora de meditación y escritora por "elección y necesidad". Su primera novela publicada, Crimen en el Palacio Barolo, fue un éxito. |
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![]() ![]() $ 25000 / Cuentos |
Lo inexorable Catrina, Pelona, Parca son algunos términos que usamos para hablar de la muerte. Porque el solo hecho de decir su nombre, parece convocarla; nos acerca a la idea del fin y con ella, a cierto espanto. Lorena Hidalgo, por el contrario, nos hace ver frente a frente en cada cuento este espectro innombrable y sus aristas; su costado villano, pero también humorístico, equívoco, que sin embargo tanto tememos. Dice Hidalgo: «Es un tema que me obsesiona, la muerte, la trascendencia y lo sobrenatural.» Así, estos cuentos abordan diferentes formas de morir, rondan la muerte, sus consecuencias y los temores que infunde: Un malentendido que nos deja bajo tierra, la espera interminable de nuestro asesino, la crueldad disfrazada de inocencia en un almuerzo familiar son solo algunas de las formas en que puede visitarnos La Parca; y estos cuentos, sin disfraces ni eufemismos, se meten de lleno en esos resquicios con que la mente oculta el hecho invariable de que tenemos fecha de caducidad. ¿Cómo nos encontrará? ¿Qué estaremos haciendo? ¿Podremos volver? Estas preguntas válidas, no tienen respuestas unívocas, pero la imaginación de Lorena Hidalgo es capaz de transfigurarlas en historias, de darles vida como una forma de escapar, por un instante, a la idea, a la existencia de la finitud. GRACIELA SCARLATTO / Ver los comentarios para este libro |
Dale like si te gustó: ![]() | Así escribe: "Acabo de ver a un fantasma, Bea, y no sos vos. Ojalá lo fueras. Hace unos días que siento algo que ronda. Ayer, en nuestra cama, las sábanas se corrieron solas y las piernas me quedaron al aire. Suerte que uso esas medias horribles que me tejiste; si no, se me congelaban las patas. Ahí está. ¿La ves? Es una sombra en el pasillo. Está sonriendo. Qué rara esa mueca. ¿Y si fuera un fantasma? Qué va a ser, si no. Ni los chorros me visitan. Tenés razón: hoy estoy más senil que de costumbre. Los ochenta me pesan. Mejor preparo el mate. Afuera hace un frío de locos; acá podría estar mejor. ¿Viste que las pantuflas se me rompieron? Tuve que comprar estas. Sí, son feas, pero combinan con la bata de las termas. ¿Te acordás de las termas, vieja? Yo quería afanarme la bata y vos insististe en pagarla. Qué costumbre la tuya. Pará. Me pongo los dientes y vamos a la cocina. Ahora arrastro los pies, vieja. No me retes. La cocina está oscura. También le falta..." / LORENA HIDALGO nació en Mar del Plata. Es narradora, diseñadora gráfica y artista visual. Socia de la Fundación La Balandra, ha participado de clínicas y talleres literarios, entre ellos los de Sebastián Grimberg y Graciela Scarlatto. Su narrativa describe un arco que va del suspenso al fantástico. Tiene dos novelas inéditas y, en la actualidad, trabaja en su próxima colección de cuentos. |
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![]() ![]() $ 25000 / Cuentos |
Son simbólicas las flores Personajes que escarban para saber quiénes son: ese podría ser el hilván de este libro, y la edad, la circunstancia vital, un detalle. Pero no. La mirada y la sensibilidad de los protagonistas son la médula, la condición de existencia de cada uno de los cuentos. Con levedad y agudeza, la autora punza la realidad y extrae perlas de la penumbra. Y allí, la maestría en el uso del bisturí para lograr el corte exacto que dé lugar al detalle que abre un mundo. Una pitada, una pregunta, un pensamiento rumiante: pareciera que el qué puede ser casi cualquier cosa, que importa más la atención que la narración posa sobre ese algo. La artesanía en la puntuación y en el uso de los silencios, la cadencia que conduce el desastre y la precisión léxica identifican a estos relatos al mismo tiempo que los particularizan. Es ahí, en ese doble gesto, con un pie puesto en la singularidad y otro en la misma filiación, que Son simbólicas las flores logra inscribirse en la maravilla que logran los libros de cuentos que nos gustan. Valentina Zelaya / Ver los comentarios para este libro |
Dale like si te gustó: ![]() | Así escribe: La heroica caminata lo lleva a ver su reflejo, de frente, en el
vidrio de la puerta del balcón. Se mira atentamente: unos mechoncitos
dorados despeinados; el resto, prolijo. El pantalón gris de jogging que
eligió él mismo esa mañana, con la señal de Batman en el costado
derecho. La remera blanca, que con tanto esmero se ocupó de no
manchar al preparar el almuerzo. Y la capa violeta con vetas lilas que
cuelga desde las tiritas enredadas en su cuello. Después de encontrarse
con su reflejo, mira para afuera: aire de otoño. Delgadísimos rayos de
sol reposan sobre partículas que flotan con movimientos pesados, casi
imperceptibles, sin ir ni venir de ningún lugar. La luz de las cuatro de
la tarde lo obnubila. Sospecha el ruido guardado dentro de esa luz del
otro lado del vidrio. Siente piel de gallina. Sin parpadear, apoya las
manos sobre su reflejo e intenta tocar aquella otra atmósfera a través
de los tres milímetros de transparencia.
GABRIELA KOGAN nació en Buenos Aires el 22 de abril de 1992. Es médica generalista recibida en la UBA y realizó talleres literarios con Martín García Sastre y Valentina Zelaya (Mandolina Libros). Esta es su primera publicación. |
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